Macanudo de Liniers

Macanudo de Liniers
"¿Y si no fuésemos otra cosa que los brazos de una voz?" Decir. Maliyel Beverido

sábado, 31 de enero de 2015

Triada de poemas para terminar Enero



Andrés Neuman (1977)


Andrés Neuman no cree que a las palabras se las lleve el viento. Más bien, afirma, viajan, vuelan alto y se comparten. Esa cualidad aérea les permite permanecer, propagarse, habitar en la memoria.

Andrés Neuman. Foto: Daniel Mordzinski.


Mujer leyendo

Admirar es el verbo
que dice en su doblez
lo que despierta en mí tu quieta pose.
Esa misma doblez está en tus pechos
porque elevas el libro y lo sostienes
juntando bien los brazos, plegando la atención.
Me tienta imaginar el personaje
al que estás abrazando, en qué adjetivos
prefieres detenerte. Me entretengo
calculando la pausa, la cadencia
con que pasas las páginas: sonrío
al comprobar que eres una lectora lenta,
con rodeos de asombro o de pregunta.
Quién pudiera de ti recibir esos ojos
con el mismo deseo, con idéntica hondura.
Eres lo que hace falta. Belleza meditando.
Carne con su temblor y su sintaxis.
Ese lugar en que la inteligencia
y la sensualidad se hacen un nudo.





Palabras a una hija que no tengo

Entornaré tus ojos si prometes soñarme.
Compréndeme, no es fácil velar por alguien siempre:
a veces necesito saber que tienes miedo.
Cuando sepas hablar, dame mi nombre;
diciéndome papá ya habrás hecho bastante.
En invierno no abrigues demasiado
tu cuerpo de princesa, más útil y más noble
es irse acostumbrando a resistir.
Acepta golosinas de los desconocidos
-no está el mundo como para negarse-,
pero apréndete esto en cuanto puedas:
más frecuente es lo amargo, o que te ignoren,
y no los caramelos.
Te enseñaré a leer fuera del aula,
y llegada la hora quiero que escribas mar
sobre los azulejos del pasillo.
Cuando por vez primera cruces la calle sola
sabrás que el riesgo y la velocidad
perseguirán tus días para siempre.
No creas que, en el fondo, no soy un optimista;
si no lo fuera, entonces no estarías allí
cuidando que te cuide como debo.
Como ves, desconfío
de quienes no veneran el asombro
de estar aquí, ahora.
Existe la alegría, pero duele;
tendrás que conseguirla.
Y cuando la consigas tendrás miedo.





Necesidad del canto

Perdiste a tus hermanos,
tuviste que hermanarte.
En la noche incendiada en Sarajevo
los enterraste a solas esquivando
la puntería alerta del francotirador.
Resistías sin fuego ni cuchillos,
pedías una calle, alguna esquina
para amantes y para fugitivos
donde nunca ocurriese una catástrofe.
Una calle con vista al Mrkovicci,
la montaña de la que te venían
lo mismo golondrinas que granadas.
Pero a mayor altura
–sin heroísmo, por supervivencia–
volaban tus palabras con sus dones.

Leyéndolas me acuerdo
de Adorno y su afilada zancadilla:
¿cómo escribir después del exterminio?
Los muertos por desgracia ya no leen.
Y en cuanto a los que viven,
entender la poesía como un lujo
nos condena a vivir más desalmados
y al arte a cantar culpa. La palabra
no es un gesto apacible de verano.
Igual que una semilla atravesando el hielo
el dolor nos empuja a preguntar.

Bajo las explosiones y la sangre
tú esperabas la hora de escribir
poemas amorosos de posguerra.
Eso también se llama compromiso:
levantar
el verbo de las ruinas
y sembrar de esperanza el camposanto.

Tu traductor recuerda
que vio una enredadera en Sarajevo
henchida de verdor, iluminada,
dispuesta a no rendirse.
La imagino trepando hacia la música
como el tacto creciente de una mano
que prospera en la espalda
de una mujer al sol.
De acuerdo, no muy tarde
avanzará la noche hasta cubrirla,
es cierto que el silencio enfría el verde.
Pero mientras la suerte lo consienta
regresará la luz a la garganta:
un poeta, dijiste, es quien consigue
pese a todo empezar de cero siempre.
Frente al nuevo renglón de la mañana,
de su horizonte franco, Izet Sarajlic,
prometemos dejar la casa abierta
y seguir con el canto.

 
Izet Sarajlic (1930-2002)

NOTA: Los poemas se pueden encontrar, respectivamente, en estos libros:

*Neuman, Andrés. Mística abajo. Acantilado. Barcelona, 2008
*Neuman, Andrés. El tobogán. Hiperión. Madrid, 2002
*Neuman, Andrés. Década (Poesía 1997-2007) Acantilado, Barcelona, 2008

*** Los tres poemas aparecen juntos en la misma edición en:

*Neuman, Andrés. Vendaval de bolsillo, Almadía, Oaxaca, 2014



Andrés Neuman Galán es narrador, poeta, traductor, bloguero
y columnista hispano-argentino. Reside en Granada, España.



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