Macanudo de Liniers

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"¿Y si no fuésemos otra cosa que los brazos de una voz?" Decir. Maliyel Beverido

viernes, 12 de diciembre de 2014

La carta que si fue de despedida


Marisa y Julio junto a  su hija Melisa. Foto: Revista Proceso


Al cierre de un homenaje luctuoso, convocado el día 11 de diciembre, por el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Victoria y de una colecta en beneficio de la familia que quedó en la orfandad tras el deceso de Julio César Mondragón Fontes, Marisa, su viuda, cuenta que conoció al normalista hace tres años, cuando ella estudiaba en una normal rural de Tlaxcala.

Se enamoró de él en un baile. Se hicieron novios y hace un año supieron que tendrían a Melisa, quien nació apenas hace cuatro meses y medio.

La falta de oportunidad educativa en el Distrito Federal, donde trabajaba mandó a Julio, hasta la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.

Según Marisa, la separación fue tan dura que la última vez que se vieron Julio le dejó unas palabras escritas, mismas que ayer leyó con un nudo en la garganta.

Fragmentos:

Julio César y Marisa junto a Melisa, su hija recién nacida.
“Esta no es una típica carta de despedida, me atrevo a decirte que nunca me olvides, no olvides que te amo con toda mi humildad. La semilla de un futuro sólo se siembra con esperanzas.

“Dile a mi hija que su papi la quiere mucho, aunque para mañana ya no esté, cuídala mucho, dale amor como yo quería darle a chorros. Corresponde sus preguntas y dile que por siempre yo la apoyaré.

“Me voy y no sé si regrese. Tengo mucho miedo por mis sueños, pero quiero que sepas que a donde yo vaya, tú y la bebé también irán […]. Pase lo que pase aprieta el paso y no agaches la mirada para que tus esperanzas nunca se caigan.”


“Esta no es una típica carta de despedida, es una invitación a mi vida, bienvenida a mi vida. Sin boca no te diría te amo, sin manos no te regalaría un abrazo, sin sentimientos no estaría contigo. Bebesita (sic) te amo,  y aunque siento que la vida se me acaba, sin saber porqué (sic), me atrevo a decirte que nunca me olvides.”


Apoyo durante el homenaje luctuoso a Julio César Mondragón. Foto: Revista Proceso.


NOTA:


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